Eduardo Vargas Rico
Este Atlas está constituido por una colección de títulos y subtítulos que acompañados por imágenes de lugares naturales y de pequeñas formaciones escultóricas, elaboran una nueva genealogía, partiendo de la articulación discursiva de un atlas descompuesto y rearmado: es la hazaña de un levantamiento arqueológico que se reestructura frente a las discontinuidades y fracturas de un ahora inestable e impredecible.
La intención es recorrer los espacios indeterminados del presente desde la forma-trayecto como precepto topológico, proponiendo rutas de encuentro entre un lenguaje visual (que al tiempo que define unidades de sentido, va explorando y descubriendo relaciones de orden alegórico, figurativo, metafórico) y el lenguaje descriptivo de una ciencia como la geografía, aplicada aquí, en clave geológica, a una poética del fragmento y sus derivas.
En tal sentido, los procesos materiales dispuestos son una declaración de contenido frente a temas que emergen por regiones y niveles. Espacios de enunciación, comentarios o notas a pie de página; estructuras de un texto visual que traduce una lectura más atenta a los enlaces y contradicciones de un contexto social, económico, cultural y político con implicaciones de interés local-global como lo ecológico, la administración de recursos naturales, el costo de la civilización industrial, el medioambiente y la geopolítica.
Atlas Mundial y de Venezuela para una geografía aplicada se propone ser un compendio ilustrado de grandes temas, conquistado por el asta de una premisa universal dispuesta a revisar, desde la localidad que supone su anclaje, los conceptos de una Geografía Universal frente a las variables de un entorno global en transformación constante.
Eduardo Vargas Rico
Barquisimeto, Venezuela, 1991. Vive y trabaja en Barquisimeto.

Para Eduardo Vargas Rico la cartografía personal es el eje central de un conjunto de obras desprendidas desde la experiencia íntima y albergadas en una relación de complejas interrogantes frente a las mudanzas del entorno. En su propuesta, cada obra se dinamiza como el resultado activo de un recorrido que da pie a un doble testimonio: por un lado, el diario personal del gesto particular y vinculante que genera su intercambio con el paisaje; y por el otro, la consolidación de un documento colectivo a través de la instalación, la fotografía, el dibujo y la escultura. La obra de Vargas Rico es acompañada por un movimiento a un tiempo subterráneo y sutil que alude constantemente a la hendidura geográfica y a las topografías inestables que anidan en los resquebrajamientos de sociedades sitiadas por las crisis, la metamorfosis y el olvido.
En palabras del propio artista, sus proyectos tratan de escarbar en los terrenos de la incertidumbre teniendo sólo como estrategia el recurso del azar, apoyándose al margen de estructuras que se desplazan hacia la frontera para problematizar sus propios límites, e improvisar un nuevo recorte que no es más que el nuevo límite desde donde mirar y repensar los márgenes. Su interés radica en subrayar los planos de una localidad quebrada y dar cuenta de una impresión que traza las primeras pistas sobre inéditos contornos. Al tiempo que ensaya las estructuras de lo geográfico, el artista indaga en la naturaleza del cuerpo y la imagen.
Desde el año 2011 ha participado en diversas exposiciones colectivas, ferias, bienales y salones en la ciudad capital y en la región venezolana. Ha realizado cuatro muestras individuales en espacios como la Sala Mendoza (2016), Galería D’Museo (2020) y Spazio Zero Galería (2019). Ha sido merecedor del primer premio en el Salón de Artes Plásticas Ramón Díaz Lugo (2012) IMCA Barquisimeto, Venezuela; segundo premio en el 12° Salón Nacional de Jóvenes Artistas (2016) MACZUL Museo de Arte Contemporáneo del Zulia, Maracaibo, Venezuela; y el tercer premio en el Salón Banesco Jóvenes con FIA XVIII edición, Metáforas de la emergencia o las balsas de la Medusa, (2015) en el Centro de Arte Los Galpones, Caracas, Venezuela.
LGI