Nela Ochoa
Imborrable

En esta obra reescribo la secuencia genética de un gen precolombino. Un gen que viajó desde Beringia hasta la Amazonía y que gracias al aislamiento de las tribus que allí habitan, aun está presente.

En 1995 viajé a la Amazonia venezolana, gracias a la Fundación Calara y a Luis Ángel Duque quien ideó esta expedición con un grupo de artistas. En ese viaje que duró casi dos meses, conocí seres que nunca habían visto una silla. La extrañeza fue mutua, la de ellos hacia el objeto de plástico y la mías hacia un pasado profundo. Las mujeres yekuanas y yanomamis con las que compartí esas semanas me maquillaron en varias ocasiones con un compuesto que preparaban a base de onoto y que algunas llamaban Tunumú. Yo había llevado unas radiografías de mi cabeza y de mi mano, esperando que esas transparencias corporales, extrañas para ellos, pero a la vez familiares, produjeran algún tipo de intercambio. Al final, una de ellas dibujó sobre mis huesos lo mismo que había dibujado sobre mis mejillas, traspasando esa frontera con su gesto pictórico. En esas tribus habita aún la huella genética de nuestros ancestros asiáticos.

En esta obra quiero, como una niña que se enfrenta por primera vez a la pintura y ve fascinada su huella, o como una Eva en una cueva desconocida, plasmar mi mano con ese onoto primigenio sobre ese sudario de látex, para conectar ese pasado precolombino y asiático con este, mi presente europeo, lejos de aquella selva.

Nela Ochoa

Caracas, Venezuela, 1953. Vive y trabaja en Gran Canaria, España.

Pionera del videoarte en Venezuela, su obra significa un importante núcleo de propagación de la mixtura de medios característica del arte conceptual que en Venezuela inició su cristalización en la convulsa década de los 70’ para asentarse como discurso formal hacia comienzos de los 90’. En la obra de esta creadora se consolidaron varias de las vetas que permitieron el despliegue de artistas más jóvenes en los arriesgados empalmes que proponían estos caminos, alianzas formales que desde la experimentación constante con el video, la fotografía, la performance, el cine y la instalación, consolidaron valiosos discursos críticos de esas nuevas formas de asimilar, metaforizar y trasgredir los campos de la imagen como estrategia visual.

Sus investigaciones formales y conceptuales han girado en torno a los peligros del progreso, los autoritarismos, la sobrevivencia, las desigualdades económicas, políticas, humanas y sociales, así como los riesgos para la vida humana y las variables de un contexto atrapado por los avances tecnológicos de un campo progresista cada vez más inclemente y ajeno a las vulnerabilidades del entorno; estos puntos, han sido hilvanados por la artista en un clima de fuerzas encontradas donde lo visual como acontecimiento desafía al espectador frente a los testimonios de ese secreto movedizo que anida en los eternos opuestos de la humanidad: femenino/masculino, civilización/barbarie, crecimiento/destrucción, vida/muerte. De este modo, la producción artística de Nela Ochoa en un movimiento visual casi visionario en torno al complejo desenlace que estas preocupaciones han tenido en los convulsos inicios del siglo XXI.

Nela Ochoa expone desde la década de los años 80. Su obra ha formado parte de innumerables exposiciones colectivas ente las que destacan The Final Frontier, New Museum of Contemporary Art, NY, USA (1993); Bienal Barro de América, Sao Paulo, Brasil (2001) y bâleLatina Videobox, Art Basel, Suiza (2006). Entre sus muestras individuales vale recordar: Lejana, Museo Alejandro Otero, Caracas (1999); Genetic Portraits, Frost Art Museum, Miami, Florida, USA (2009); Post Pretérito, La Caja, Centro Cultural Chacao, Caracas (2015); Nela Ochoa. Vídeos 1985-2006, TEA, Tenerife, España (2018) y Mar de fondo, Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM), Gran Canaria, España (2019). Ha recibido reconocimientos por su labor creadora como el Premio de Arte No-Objetual, 45º Salón Arturo Michelena, Valencia, Venezuela (1987); el premio «a la continuidad de su obra» en el XIII Festival Internacional de Cine Super Ocho y Video, Caracas (1988); el Premio Armando Reverón de Arte Multimedia, Venezuela (2017); la Residencia de Artista en CAAM, Gran Canarias (2019) y la Beca Pollock de la Krasner Foundation (2021).

LGI