El grupo de transmisión cultural comprobó que a pesar de que el cacao está íntimamente ligado a nuestra cultura, existe un gran desconocimiento sobre él, y bajo 3 campos de estudio: 1) Historia e identidad, 2) Características y usos y 3)Apropiación cultural; decidieron abordar el compartir este conocimiento a través de una experiencia inmersiva y sensorial en una de las salas del Centro Cultural.
Transmisión cultural
Empezaba por el tacto y el olfato al untar manteca de cacao en las manos y la experiencia sonora al atravesar un espacio oscuro lleno de hojarascas de cacao esparcidas por el piso antes de entrar a la sala expositiva; una vez dentro, se encontraban varias estaciones:
El mapa del origen del cacao, cápsulas informativas con pergaminos de papel que se desplegaban de unas pequeñas mazorcas de cacao, 3 espejos con los tres tipos de cacao como metáfora y reflejo de nuestra identidad.
Citamos algunos textos:
“Si el principal elemento de identificación corporal es el rostro, ¿Qué ocurre si, al vernos en un espejo, nuestro rostro se funde con la imagen del cacao?
¿Seremos Criollos? ¿Forasteros? O ¿Trinitarios?”
¿Por qué su riqueza no impregna nuestro territorio?
¿Por qué hay desnutrición en nuestro país si contamos con este superalimento?
¿Por qué no es nuestro petróleo?”
Luego se llegaba a unos tubos de ensayo cubiertos y guindados desde una estructura aérea con los aromas que caracterizan al cacao: sarrapia, naranja canela, entre otros y se invitaba al visitante a reconocer el que escogía; a su lado se encontraba una representación del árbol de la vida con las raíces entrelazadas como muestra de la unión mestiza de nuestro ADN cargado de hojas de arroz impregnadas de polvo de cacao y al final de la experiencia se ofrecía un trago de licor de Copoazú, pariente del cacao y un collar elaborado con semillas de cacao y medallón de suspiro de chocolate.