Hacienda La Trinidad Parque Cultural

Recuerdo cuando uno de los más famosos editores franceses,  entre la carne y el postre le dijo a Rosana “Tú no tienes un estilo definido…”

Han pasado muchos años después de ese momento y puedo decir que tenía toda la razón, pero quiero añadir que es sin duda una gran virtud, pocos ilustradores logran despojarse de sus ropas completamente para meterse como si fuese la primera vez en cada historia.  Entender lo que necesita,  y sutilmente acompañar el texto, hilvanar las palabras con los trazos para ofrecer al lector un objeto nuevo y enriquecido. Se requiere de una gran maestría del dibujo y dominio de las técnicas para darle un sentido gráfico al texto sin intervenir.

Mónica Bergna

El arte de ilustrar libros álbum requiere atravesar innumerables capas lectoras para llegar al corazón de la obra. Del recorrido entre la palabra y la imagen -de esa suerte de viaje- el artista nos dona la cartografía de un sueño que, si consentimos a ello, conmoverá con su verdad.

Cada libro de Rosana Faría es un testimonio de cómo ella se deja tomar por ese objeto, viviendo dentro de él hasta convertirlo en una obsesión que la anima a crear. Quizá allí resida el secreto de su virtuosismo al dibujar. Pero esta singularidad no le impide servirse de sus fantasías para jugar con el sinsentido. De esta manera logra hacernos escuchar el silencio que habita el vacío.

Ella sabe callar su voluntad para que las imágenes sean eco perfecto de las palabras. En ese rigor se encuentra su estilo. Y esto la lleva, tal vez, a no tener interés en sujetarse a un sólo lenguaje estético. Sin embargo, si de fidelidad se trata, Rosana Faría no cede ante su deseo de ilustrar textos que causen el amor a la lectura en quienes tienen la fortuna de hallarlos.

Raquel Baloira