Casa de la HaciendaExposición

marzo, 2016

Casa de Hacienda

Cerámica Maestra

Cuando una incipiente agricultura comenzó a dar sus frutos y surgió la necesidad de cocer y preservar alimentos, el ser humano dio con una solución gracias a un hallazgo acaso fortuito: que cierto tipo de barro se endurecía al calor del fuego. Nació de esta forma la cerámica. A pesar de estar enmarcado en un contexto eminentemente utilitario, este origen no coartó la posibilidad de que surgieran mitos en torno a él. Después de todo, se trataba de la magia de la tierra que se aunaba a la magia de las manos y a la magia del fuego para producir objetos capaces de facilitar la vida diaria y mitigar el rigor de aquellos tiempos. Las posibilidades estéticas y simbólicas quedaron ya sembradas desde estos estadios iniciales.

El desarrollo de una técnica, con los años, da lugar a una sapiencia; ésta, a su vez, aumentada y transferida de una generación a otra, viene a conformar una tradición. De forma ininterrumpida, el arte de la cerámica se ha transmitido en nuestro país a lo largo de milenios. Hoy, los espacios de nuestra Casa Vieja en la Hacienda La Trinidad Parque Cultural se honran al verse colmados de las manifestaciones a las que esta antigua sabiduría dio lugar durante la segunda mitad del siglo XX. Fue un momento crucial para esta práctica, pues la necesidad de lo funcional dejaba de ser una exigencia y, sin embargo, se convirtió en uno de los temas fundamentales de reflexión para unos creadores que debían optar por permanecer apegados a lo utilitario, alejarse en mayor o menor medida del mismo, o prescindir totalmente de él y aproximarse a las fronteras de otros géneros, como la escultura. Si bien desde muy temprano la búsqueda de la belleza tomó parte en el quehacer de la cerámica es durante el momento que ahora tratamos cuando surge la cerámica plenamente contemplativa.

Las piezas que conforman la presente muestra forman parte de la colección de la Universidad Simón Bolívar, institución con la que nos une el compromiso de preservar y difundir el patrimonio cultural venezolano. Provienen, en su mayoría, de diversas donaciones, en especial de aquella realizada por Blanca Álvarez que tanto valor aportó a dicha colección, pero también de los propios artistas. Su valor estético e histórico está fuera de toda duda: como parte de ella apreciaremos piezas adscritas al estilo utilitario de Josefina Álvarez y Esther Alzáibar; a los modelados texturados de Marta Cabrujas; a las formas escultóricas de Colette Delozanne, Reina Herrera y Cristina Merchán; a las abstracciones de Noemí Márquez; al colorido enigmático de Seka; a los juegos entre la funcionalidad y sus límites propios de Gisela Tello; al encanto casi pop de Tecla Tofano, y a la magia del esmalte de María Luisa Zuloaga de Tovar, entre otros. La importancia del legado artístico resguardado por la Universidad Simón Bolívar ha sido ya evidenciada en anteriores oportunidades, en estos mismos espacios. Una vez más nos enorgullecemos de volver a ratificarlo, así como de renovar la alianza y la misión que a esta casa de estudios nos une.

Hacienda La Trinidad Parque Cultural

 

Texto curatorial

“Las cosas tienen vida propia, todo es cuestión de despertarles el alma”.

Gabriel García Márquez

 

Esta frase del Gabo que nos recibió por largos años en el taller de Reina Herrera, resulta muy oportuno retomarla como sentido del crear y del vivir en este nuevo escenario colectivo de la cerámica venezolana: “Cerámica maestra”.Colección USB.

Suerte de bienvenida también hoy para presentar el trabajo de un grupo de ceramistas de las décadas de los sesenta, setenta y ochenta. Tiempo y espacio en el que desarrollaron una obra que partiendo del esfuerzo y entrega personal, les permitió conformar un cuerpo colectivo de gran significación y sensibles aportes al escenario de nuestras artes visuales.

Obra cerámica que hoy nos propone una nueva mirada, un nuevo acercamiento, configurando valiosas lecturas de un aquí y un ahora que nos permite redescubrir y valorar un legado patrimonial, que nos habla de la rigurosidad de un oficio que partiendo del barro y del fuego, modela y configura verdaderos retratos del ser. Abrazo y comunión con las formas tradicionales, aquellas que teniendo como referente a la vasija clásica y universal, exploran territorios existenciales transformándolos en verdaderas aproximaciones, tanto de quienes los recrean como de quienes hoy los observamos y vivimos.

La cerámica después de todo es la esencia del barro que nos habita, del fuego que nos revela el alma. Esta “Cerámica maestra” nos lo recuerda, comprometiéndonos a buscar en ella muchas de esas improntas humanas que a partir del arte reivindican el sentido de nuestro existir.

Cerámica, barro, fuego, oficio, trato, proceso, transformación, entrega, piel, cuerpo, mirada, sentir, impronta, huella, memoria, trascendencia, vida.

Alberto Asprino