La particular metodología de Aby Warburg, teórico del arte de origen alemán, consistía en la recopilación y agrupación de imágenes con temas, símbolos e íconos en común. Un abrebocas que la tecnología y el desarrollo de las redes sociales ha popularizado con el nombre de hashtag o etiqueta.
Pero más allá de su eminente importancia en la historiografía del arte mundial, recordar el trabajo de Warburg es colocar la lupa en las limitaciones que existen para el acceso a materiales bibliográficos relacionado con el arte, ligado al silencio asumido por la mayoría de las autoridades museísticas del país.
Con Warburg en mente y adaptando el estilo expositivo que caracterizaba su trabajo, el artista Luis Salazar presenta, bajo su influjo, la muestra Lost Atlas, que se inaugura el domingo, a las 11:30 am, en la Galería Carmen Araujo Arte, ubicada en el espacio Secadero #3 del Parque Cultural Hacienda La Trinidad.
Luis Salazar (Caracas, 1968) ha participado en muestras colectivas en diversos espacios de Latinoamérica, Estados Unidos y Europa. Su obra forma parte de la colección de instituciones como la Galería de Arte Nacional, el Museo Jacobo Borges y la Fundación Banco Mercantil.
Lost Atlas se estructura en una instalación in situ y una serie de collages titulada Siete filósofos muertos. Cada collage se presenta una como una reconfiguración libre del pensamiento de esos intelectuales, un comentario hecho de alusiones e imágenes, una glosa elaborada de palabras y referencias formales.
Sandra Pinardi, curadora de la muestra, define el trabajo de Salazar como una obra “relacional que vincula elementos heterogéneos y situaciones disímiles, que se estructura como un contrapunto visual entre objetos elaborados y restos encontrados, y en la que se problematizan diversas esferas y dimensiones de la cultura, la realidad socio-política y la vida cotidiana”.
La manera en la que Salazar integra el pensamiento filosófico con la imagen y el comentario al mejor estilo de la mancheta periodística está íntimamente relacionado con el Atlas Mnemosyne, la obra maestra de Warburg, su último gran proyecto y en el que trabajó desde el año 1924, aunque se trata de una actividad sostenida basada en fotografías y reproducciones sobre diversos temas y asuntos que ocuparon su atención durante la mayor parte de su vida.
Se trata, pues, de una obra lúdica en la que el artista se expresa con irreverencia y cuestiona el statu quo de la sociedad de la que forma parte. El mundo del que forma parte y en el cual convive.
Fuente: http://www.eluniversal.com/