Tomando el cine como punto de partida, el artista plástico venezolano Iván Candeo (Caracas, 1983) inaugura este domingo su exposición individual, Sin acto, en la galería Carmen Araujo Arte, donde se mantendrá hasta finales de septiembre. Elementos significativos de la cinematografía son protagonistas en esta selección de Caneo, que ha estudiado cine de manera informal y que reside en Barcelona, España, desde hace año y medio.
Sin Acto cuenta con una serie de pinturas en “miniatura” de primeros planos que dejan un mensaje de oposición a las tomas que en muchas ocasiones oprimen a los espectadores; un vídeo realizado en el antiguo Cine Rialto de Caracas, hoy Teatro Simón Bolívar, en el que el telón rojo del escenario se abre y se cierra sin dejar ningún significado claro, y un conjunto de fotografías instantáneas (polaroid) que se realizaron partiendo de la deslocalización.
– ¿Cómo realizó la selección de las piezas que se expondrán en Sin Acto?
– Cada vez que hago una exposición individual, reviso aquellas ideas que desarrollé con más tiempo. Trato de evitar aquellas que todavía no están maduras y me quedo con las que por lo menos han resistido un tiempo en las gavetas o permanecido en mi imaginación. Confío más en ellas porque al menos han superado un pequeño tiempo de mí mismo. En la exposición se podrán reconocer expresiones sensibles sobre la imagen cinemática, gestos que anteceden al significado que los espectadores le podrán dar.
– ¿Cómo influye este año y medio en España en su manera de hacer arte?
– Lo que más puede influirme es su ambiente, que, aunque tiene sus problemas, no existe tanto déficit institucional en el campo del arte como el que se vive Venezuela. La dinámica sensible e intelectual me ofrece mucho más insumos.
– ¿Cómo ha evolucionado su obra?
– Tengo aún mucho por hacer, pero desde hace varios años me ha interesado crear en dirección opuesta a los medios. Por esa vía surgió una tendencia iconoclasta, hasta descubrir “la estética de la desaparición” fundada por el cine. La imagen cinematográfica es en cuanto a su capacidad de desaparecer.
– ¿Cuáles son los elementos que se han perdido en el área cinematográfica?
– Muchos aspectos de la imagen cinemática han quedado por fuera de los análisis y estudios de lo que hoy se sigue enseñando explícitamente como “cine”, pero hay aspectos opuestos al modo de representación convencional del cine que sí han sido explorados por las vanguardias artísticas, el cine experimental y los videoartistas. Todo eso también es cinematografía, es una gran granja, como dice Jonas Mekas. “Lo que pasa -prosigue- es que se impusieron los cerdos, el sistema de representación “hollywoodense”. Hoy se ha “primitivizado” el cine con la disposición de cámaras en cada uno de los teléfonos móviles de las personas. Me llama la atención porque es una suerte de reinicio, como la que procuró Warhol en los años 60. Es una oportunidad para rescribir historias.
– ¿Cómo relacionar el cine con las artes plásticas?
– Me considero un artista visual, o audiovisual. Pero si asumimos que el movimiento es la expresión del tiempo, también que hay un tiempo físico en el movimiento de las imágenes, entonces el tiempo es un material, un elemento de composición como cualquier otro tan usados en disciplinas asociadas a las bellas artes.
Menciona “el bello libro del cineasta Tarskovsky” titulado Esculpir en el tiempo. El cine ya está relacionado con las artes plásticas por herencia y creación. Esas diferencias se desdibujan fácilmente. Lo que sí es cierto es que el arte, en su narrativa histórica, descartó de su relato obras de arte extraordinarias venidas del “cine” por considerarlas muy cine, y también la institución del cine descartó de su relato obras cinematográficas por considerarlas muy “artísticas”.
Un ejemplo valiosísimo -finaliza- es nuestro artista-cineasta venezolano, recientemente fallecido, José Castillo, “Castillito”.