Una ritualidad que raya en lo sobrenatural. Un fervor que amalgama religión y superchería. Un culto de expresiones desorbitadas, cósmicas. Ceremonias desenfrenadas en el marco de una naturaleza salvaje: la de la montaña de Sorte, en el estado Yaracuy, adonde acuden a diario miles de personas que buscan a través de ritos paganos lo que todo ser humano anhela: el bien. O también, para conjurar el mal.
Del culto a María Lionza se ha escrito mucho. Y mucho se ha fotografiado, bien desde una mirada distanciada que recluye esta expresión popular en los confines de las rarezas sociales, o bien desde una visión desprejuiciada que se acerca a tal manifestación con el respeto que merecen las creencias del otro.
Sin embargo, la fotografía y quien la cultiva siempre está presta a hacer un registro novedoso de un hecho harto documentado. Así de original y respetuoso es el acercamiento que propone el fotógrafo Leo Álvarez en su serie Sorte, sector Sorte, que desde el pasado 30 de septiembre se expone en la galería Carmen Araujo Arte de Hacienda La Trinidad.
Imágenes en blanco y negro en las que este artista logra capturar y transmitir esa espiritualidad desbordante de un bosque húmedo tropical transformado desde hace mucho tiempo en centro de adoración a la diosa o reina María Lionza, cumbre del espiritismo en Venezuela.
Encuadres que hablan de un rito casi orgiástico. Un sujeto retratado que integran cuerpos, rostros y manos en trance, en conexión con las almas, con lo intangible, con todo lo que está fuera de cualquier entendimiento racional.
De la serie que Álvarez presenta en Carmen Araujo Arte escribe la curadora, investigadora y crítico de arte Sandra Pinardi: “Las imágenes capturadas por la mirada de Leo Álvarez tienen esa expresividad propia de la fotografía documental que no requiere de palabras y que, en su crudeza y rigor, persiguen relatar –y retratar– un acontecimiento figurando sus motivos y efectos, el modo como afectan su realidad y su mundo”.
Y agrega Pinardi: “A pesar de su fuerte contenido documental, las fotografías de Álvarez rozan el espacio de la expresividad estética porque están siempre elaboradas desde una experiencia comprometida, desde el ojo de alguien que aprende a ‘formar parte’ de aquello que registra, que se interna en sus texturas más íntimas, lo que le permite captar intensamente el ‘alma’ de aquello que identifica, retratarla profundamente”.// El delicado y profundo hacer de Leo Álvarez dan cuenta de un fotógrafo de gran sensibilidad frente a lo que ocurre a su alrededor. Más que atreverse a esbozar una opinión o un juicio crítico, este artista se sumerge en la realidad que retrata hasta hacerse parte de ella, no como oficiante, sino como quien busca el conocimiento verdadero sin ningún tipo de filtro moral.
En la exposición Sorte, sector Sorte, Álvarez, ganador entre otros galardones del Primer Premio “Henrique Avril” de la X Bienal Nacional de Fotografía, realizada en 2015 en la Galería Municipal de Arte de Maracay, confirma que en su trabajo se subvierte cualquier discurso pre-elaborado, sobre todo cuando “lo real” y “lo acontecido” configuran lo que los teóricos llaman “una realidad de segundo grado”.
Fuente: El Universal